miércoles, mayo 01, 2013

Quien no se arriesga no cruza el río



A 3 meses de mi viaje a EEUU, he pasado por un ciclo repetitivo de aprehensión y ansiedad, seguido por entusiasmo y esperanza. Las cosas que más me atemorizan son: fracasar, en encontrar trabajo, que el diplomado no me guste, y que finalmente termine volviendo endeudado, y más encima con dificultad en encontrar trabajo acá dado mis cambios constantes de trabajo…
Por otro lado mis oportunidades de lo que podría ganar al tomar esta decisión son: encontrar un trabajo muy bueno allá, ganar experiencia profesional, aumentar mi empleabilidad, aprender inglés, y ganar experiencia, amortizar la deuda. 
Los riesgos y oportunidades viéndolo asi,  son igual de grandes. Ahora, puede ser, que gane mucho más de lo que crea, y en ese caso, la ganancia sería mucho mayor, que la pérdida. Pero eso es incierto. Dependerá de muchas cosas, pero más que nada de mí, mi perseverancia, mi trabajo, mi astucia, mi capacidad de construir contactos, y mi capacidad de planificación. 
Estoy en un punto de mi carrera, que sin duda, es de inflexión. O sigo siendo analista por unos 5 o 10 años más, avanzando lentamente en la gradiente de la carrera. O realmente busco algo que me impulse, que sea una especie de trampolín, y a que además permita espacio de desarrollar algo nuevo y creativo. 
La mayor parte de los emprendiemientos fallan en su plan de negocio.. los mayores riesgos fallan al no investigar y planear adecuadamente los pasos de modo de alcanzar el objetivo. 

martes, enero 08, 2013


La herida Mapuche

Creo que el actuar del Estado en relación al “conflicto mapuche”, y no sólo de este gobierno sino de muchos anteriores, ha sido reaccionar en vez de hacerse cargo de gestionar el problema. Debió suceder un asesinato, para levantar las alertas, siendo que las señales hace tiempo ya se notaban. Solo el año pasado hubo huelgas de hambre, camiones incendiados, etc.  

El tema ahora pasó a mayores. Se aplicó  la ley antiterrorista, y se ha montado una operativa de policial en búsqueda de los asesinos. No tengo nada en contra de que se aplique en rigor la justicia frente a este crimen. Pero lo que me parece insólito, es el espectáculo mediático y todo el operativo que se produce: detenciones, allanamientos, informantes. Me recuerda al “caso Bombas”, con helicópteros, y las fuerzas especiales desalojando los okupas. Si bien toda esta acción, hará sentir más seguros a los agricultores, y expresará la preocupación del gobierno, no solucionará el tema al futuro y es probable que aparezcan nuevos brotes de violencia.

Para entender el descontento de gran parte del pueblo mapuche, y de la aparición de grupos más extremistas, entre ellos, hay que remontarse hacia atrás en el tiempo. En 1883, despúes de intentos de insurrección, se ocupó la Araucanía, desplazando a los mapuches de su territorio. Los territorios se entregaron a colonos chilenos y europeos. Luego en 1934, los mapuches se rebelaron pero fueron aniquilados en la masacre de Ranquil por el ejército chileno. Luego en la reforma agraria, se devolvieron tierras a los mapuches, pero todo fue anulado despúes del golpe militar. Y la constitución del 80 protege a los actuales agricultores por ley, por lo que la Conadi no puede devolver las llamadas tierras ancestrales (que es una porción pequeña de territorio).

Es cierto que la cultura mapuche, no es dada a hacer producir sus predios agrícolas, y que los colonos europeos trabajaron y prosperaron lo que les entregó el gobierno en su momento. Pero también es un hecho, que existe una deuda país hacia nuestros pueblos originarios, que no ha sido solucionada ni por becas de estudio, ni subsidios, ni ayudas económicas.  La deuda tiene que ver con el reconocimiento y admiración de todo el pueblo chileno de la cultura mapuche. Ese reconocimiento tiene que promoverse desde el gobierno, y contagiar a toda nuestra sociedad.¿Cuánto se nos enseña del pueblo mapuche en el colegio? ¿Cuánto conocemos de su cultura, su religión, su relación con la tierra, su espiritualidad? La cultura mapuche está relegada al olvido, frente a otros elementos históricos y culturales. No es menor que el mismo presidente confunda la flor sagrada mapuche por otra. Sería fabuloso que se enseñase un poco de mapudungún en el aula.   

Por otro lado, el gobierno debiese construir un dialogo comprometido con nuestro pueblo mapuche, no sólo a través de programas, sino que dándole mayor autonomía. Quizás el pueblo mapuche debiese lograr la capacidad de elegir democráticamente sus propios interlocutores y contar con su propia administración, como hacen por ejemplo en Nueva Zelanda,  con los maoríes. El problema es complejo y al gobierno actual no le queda más que hacerse cargo de esta quebrada relación.